Es un parque creado en 1935, engloba la totalidad de esta isla polinésica (también conocida como isla de Pascua), perteneciente a la región de Valparaíso, en Chile. Fue descubierta en 1722 por el neerlandés Roggveen, hacia 1770 pasó a dominio español con el nombre de San Carlos y desde 1888 pertenece a Chile. Localizada en el océano Pacífico, a 3.600 km de la costa, las 6.500 ha del parque protegen un territorio de excepcional singularidad. La isla se formó con la lava de tres volcanes que se unieron para dar lugar a un relieve de acantilados verticales, cuevas, campos de lava, pocas playas y colinas de escasa altura, entre las que destaca el monte Terekava (600 m) y los volcanes Rano Kau, Rano Aroi y Rano Raraku, que no tienen actividad. La composición de los suelos y el clima marítimo templado, con abundantes lluvias todo el año y con un promedio de temperatura de 20 ºC, ha posibilitado el desarrollo de una especie propia, el toromiro, actualmente en vías de extinción. La mayor parte de la isla está cubierta por hierbas y arbustos, entre los que cabe destacar helecho, hau, makoi, mahute y ugaho, y algunos bosques de especies foráneas como eucaliptos, árbol del paraíso, aromo y ciprés. Carece de corriente de aguas superficiales debido en gran parte a la porosidad de los suelos. La fauna predominante son las aves, tanto terrestres, introducidas desde el continente chileno (gorrión, perdiz, paloma) como marítimas endémicas (makohe o ave fragata y manutara o gaviotín). La fauna terrestre es extraordinariamente escasa, predominando los roedores. Distribuidos irregularmente en el territorio se encuentran más de 600 moais, figuras gigantescas compuestas por cabeza y tronco de hasta 12 m de altura, talladas en piedra volcánica, cuyo origen y significado se desconocen. La protección y conservación de estas reliquias arqueológicas hizo que la isla fuera considerada, además, monumento histórico y, en 1995, la UNESCO declaró el parque nacional Patrimonio cultural de la Humanidad.