Es un parque nacional de Paraguay representativo de los hábitats del Chaco boreal. Al igual que ocurre en el resto de los parques de la región, la vida silvestre es diversa, pero la actividad creciente de la población rural y la explotación no sostenible de sus recursos naturales, ejercen una presión considerable sobre su fauna. Abundan en los parques chaqueños del Paraguay las aves, como el jabirú, las cigüeñas y gran cantidad de especies de papagayos y periquitos, incluyendo al guacamayo jacinto y al casi extinguido guacamayo esfinge.
La única carretera asfaltada que conduce hacia el oeste chaqueño es la ruta Trans-Chaco, que conecta Asunción, capital de Paraguay, con la localidad de Filadelfia, en el corazón del área de colonización menonita, situada al este del parque. En sus inmediaciones se localiza Fortín Toledo, a 40 km de Filadelfia hacia el oeste, que constituye la sede del proyecto Taguá, referido a una pequeña reserva que sostiene a una población de pecaríes de Wagner que se creían extinguidos, hasta su redescubrimiento en el año 1975. La guerra del Chaco, librada entre 1932 y 1935, generó el desarrollo de una red efímera de caminos o simples picadas que enlazaban los fortines para asegurar las operaciones de apoyo logístico, que actualmente resultan, en su mayoría, desactivadas. Las principales ‘rutas bélicas de penetración’ en este sector del Chaco paraguayo son las que unen Carandaití con Mariscal Estigarribia (antigua Camacho) y, la más septentrional, San Francisco con General E. A. Garay (antigua Irendague); su construcción y conservación, estratégicas en momentos clave de la contienda, contrasta con su estado de abandono actual.