Es un espacio natural protegido de España, situado en la isla de Lanzarote, perteneciente a la provincia de Las Palmas, en la Comunidad Autónoma de Canarias. Es tal vez uno de los parques más espectaculares por sus manifestaciones volcánicas y su paisaje desolado, que parece estar en los albores de la creación geológica. Fue declarado Parque nacional el 9 de agosto de 1974. Cuenta también con otras figuras de protección, ya que fue declarado Reserva de la Biosfera en 1993 y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) en 1994.
La erupción principal que creó estas montañas se produjo entre 1730 y 1736 y tuvo tal intensidad que, además de cubrir con sus depósitos una cuarta parte de la isla, obligó a marcharse a la mayor parte de sus habitantes. En 1824 tuvieron lugar nuevas erupciones, aunque no alcanzaron el nivel de la anterior, cuando los volcanes arrojaron 2.000 millones de toneladas de lava y otros materiales. Después de estos periodos violentos los volcanes de Lanzarote entraron en un periodo de calma.
El parque está formado por una serie de montes volcánicos, acertadamente denominados montañas de Fuego y extensas coladas de lava (malpaíses) que cubren casi toda la superficie. Los paisajes volcánicos que dominan Timanfaya, moldeados por las erupciones de los siglos XVIII y XIX, contienen estructuras geomorfológicas de gran belleza. Basalto, lava cordada, cenizas, lapilli, bombas volcánicas recubren el parque, donde las coladas han dejado abundantes cuevas y aproximadamente 5.000 galerías subterráneas. En este paisaje casi lunar, el suelo todavía está caliente y hace arder a los matorrales que se arrojan o evaporarse instantáneamente al agua.
Los paisajes volcánicos han sido colonizados por algunas especies vegetales capaces de adaptarse a las condiciones ambientales adversas presentes en Timanfaya. Los primeros en colonizar las rocas volcánicas son los líquenes (organismos constituidos por un hongo y un alga que viven en asociación simbiótica), con más de 70 especies descritas en el parque. Las plantas vasculares o cormofitos también están adaptadas a las condiciones xerófilas presentes en el área protegida; las especies más abundantes son: la tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera); el berode (Kleinia neriifolia); la aulaga (Launaea arborescens); el tojío (Odontospermum intermedium), de vistosas flores de color amarillo; y el salado blanco (Polycarpea robusta).
En cuanto a la fauna, solo habitan en el Parque nacional Timafaya tres especies de mamíferos: la rata negra (Rattus rattus), la musaraña canaria (Crocidura canariensis) y el conejo (Oryctolagus cuniculus); y dos reptiles: el lagarto de Haría (Gallotia atlantica), especie endémica de Lanzarote, y el perenquén rugoso (Tarentola angustimentalis). El número de aves que se pueden observar en Timanfaya es mayor, aunque algunas son aves de paso. Merecen destacarse la pardela cenicienta (Calonectris diomedea), el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), la tórtola común (Streptopelia turtur), la paloma bravía (Columba livia), el alcaudón real (Lanius excubitor) y la curruca tomillera (Sylvia conspicillata), entre otros. Timanfaya presenta, además, una gran riqueza en fauna invertebrada, con más de 120 especies descritas.