Es un parque nacional que se localiza en el extremo noroccidental de Bolivia, junto a la frontera peruana, a los pies de la cordillera de Apolobamba y en las proximidades del gran lago Titicaca. Este parque, con 250.001 ha de superficie, fue creado en el año 1972 como área destinada a la protección de la vicuña, de la que actualmente existen alrededor de 2.500 ejemplares, además de una gran población de cóndores. Dos grandes ambientes geológicos caracterizan la morfología del parque: importantes plegamientos andinos del secundario y las sucesivas acumulaciones de origen volcánico. La cordillera Occidental de los Andes se caracteriza por la presencia de las cumbres volcánicas, entre las que destacan, en el ámbito del parque, los cerros Pallomani (5.768 m) y Colocolo (5.915 m).
La región presenta una temperatura media anual de 10 °C y escasas precipitaciones estivales que determinan un paisaje de rasgos áridos, típico de estepas. Estos pastizales de montaña, localizados en sus partes más altas, están constituidos por varias comunidades de pastos racimosos, pequeños arbustos, árboles y plantas herbáceas. La fauna original de vertebrados se caracteriza por la presencia de camélidos, como la vicuña y la alpaca, cóndores, una gran variedad de roedores, marsupiales, cánidos y aves de alta montaña. Junto con los pastizales montañosos propios del Tíbet central, las formaciones puneñas de pastizales representan uno de los complejos más grandes a nivel mundial. Los principales impactos ambientales de carácter negativo se vinculan a las actividades agrícolas, el pastoreo de ganado doméstico, en particular de llamas, cabras y ovejas, la quema de pastos y la recolección de leña. Los pueblos que habitan en esta zona del Altiplano andino están adaptados fisiológicamente a la vida en estos inhóspitos parajes y mantienen, además, ciertas prácticas de vida y hábitos de consumo para hacer frente a las dificultades ambientales, tales como el coqueo o hábito de masticar coca.