El término significa literalmente obra hecha; materia modelable.
En física, el gas ionizado que forma una distribución de materia macroscópicamente neutra. Las propiedades de un plasma difieren mucho de las de un sólido, un líquido o un gas, razón por la que se habla de ellos como el cuarto estado de la materia.
En biología, la parte líquida de la sangre o de la linfa, que contiene en suspensión sus células componentes; materia primordial fluida de los seres vivos; la sangre o linfa desprovistas de sus células: plasma sanguíneo; la parte clara, amarillenta y líquida de la sangre que transporta los glóbulos: las proteínas que forman los coágulos de sangre están en el plasma.
En la teoría del plasma germinal, según Weismann (Das Keimplasma; 1892), éste está constituído por gran número de partículas o elementos vivos de distinta naturaleza, de cada uno de los cuales depende la organización de determinadas células del organismo a plasmar. En otros términos, el plasma germinal estaría integrado por elementos de tipo primordial («Anlagen», de los alemanes) o fundamental, porque su intervención se considera absolutamente necesaria en la plasmación de determinada parte del organismo. Esa parte orgánica se halla preconcebida en dichas partículas, queda ya determinada en su posición y configuración en dichos elementos, y de ahí el nombre de determinantes con que son conocidos. Los determinantes no se agruparían en el plasma desordenadamente, sino al contrario; diversos determinantes reunidos en un todo viviente quedarían retenidos por fuerzas coherentes y constituirían el id.: véase id, idante y protoplasma (F. Q.).
El plasma germinal se considera el soporte de la herencia, localizado en las células de la línea germinal, en las glándulas sexuales masculinas y femeninas o en sus equivalentes. Según la teoría de Weismann, en los seres vivos existiría un plasma germinal, capaz de pasar de una generación a la siguiente, potencialmente inmortal; y un plasma somático, sin capacidad reproductora, destinado a perecer. Actualmente, consta que la separación entre el soma y el germen es más o menos precoz según las especies. En algunos animales, por ejemplo, los nematodos, la diferenciación se produce muy tempranamente; mientras que en las plantas, en general, es casi inexistente y solo se da en los órganos reproductores. El germen y el soma no son independientes, ya que el germen puede ser modificado o influido pro medio del soma, por ejemplo, tratándolo pro determinados productos químicos: véase mutación (J. H. y S.).