Se aplica al tipo de suelo cuya característica más esencial es la existencia, bajo el horizonte superficial en que se elabora el humus, de agua de origen atmosférico, que se filtra hacia la profundidad: podsolización. Esta lixiviación, no sólo no deja elementos haloides, sino que arrastra más o menos radicalmente los coloides, sobre todo los sesquióxidos de alúmina y de hierro y parte del humus, que, siendo insaturado, es fácilmente soluble en el agua que contiene anhídrido carbónico; por lo cual dicho horizonte eluvial resulta enérgicamente descolorido. El podsol típico es el de los suelo de las altas latitudes o de clima marítimo muy húmedo actuando sobre materiales silíceos, como ocurre en las landas del SW. de Francia. Su perfil, cuando es completo, muestra: una cama de hojas muertas; un horizonte superficial negro, de humus ácido, más o menos abundantemente acumulado; el horizonte lavado (podsolizado), reducido en absoluto, o casi, a una masa de arena fina blanquecina (blanco ceniza); uno o más horizontes de acumulación de coloides, colores amarillento a ferruginoso hasta castaño, de la que resultan frecuentemente concreciones de morfología nodular; a veces, una capa dura de igual naturaleza concrecionada, que en francés se llama alios, en alemán Ortstein y en castellano carece de nombre especial; o también horizontes de gley; y, por fin, la roca madre. En climas marítimos más meridionales, H. del Villar (Suelos de la Pen. Luso-Ibérica; 1937) ha hecho notar que los suelos procedentes de roca madre ácida, ya autóctona (granito, gneiss, cuarcita, etc.), ya de transporte (arena silícea), muestran igualmente un horizonte superior negro de humus ácido (horizonte que pude desdoblarse), y, debajo, horizonte de acumulación de coloides, sobre todo sesquióxidos; pero, en la inmensa mayoría de los casos, no ofrecen el horizonte descolorido típico de arena fina lavada que ha originado la denominación de podsol. Lo que muestran como material más lavado es, en los terrenos rocosos, la capa delgada de material detrítico (arena, guijo y piedras) que constantemente se desprende de los asomos de roca viva, y alfombran irregularmente la superficie, por encima de los horizontes humíferos negros y no por debajo. Ha llamado a esta capa lithopodsol y ha insistido en mostrar su diferencia respecto del verdadero podsol. En los suelos negros de humus ácido formados sobre arenas en las mismas regiones, este lithopodsol se muestra en la superficie de regueros y arroyadas. De la diferencia expuesta concluye que el carácter esencial en que debe fundarse el tipo de primera categoría, es el del humus ácido; por lo cual dió a este grupo total la denominación de suelo turboso (1929), tomada de una de sus divisiones, y luego (1938-39) el más correcto, a su parecer, de suelo oxy-húmico; y que la modalidad de podsol, en su sentido estricto, debe considerarse más bien como una división de este grupo general. La mayoría de los edafólogos, sin embargo, por estar muy familiarizados con los suelos nórticos y ser menos conocedores de los meridionales, habían seguido el camino opuesto, dando a podsol, podsolar y podsolización (al. Podsolierung) un sentido demasiado lato, que abarca todo proceso edafógeno en que el lavado acumula los coloides en profundidad, aunque no sea tan enérgico, que deje un horizonte muy descolorido. En este sentido distinguen diferentes grados de podsolización, de los cuales los inferiores corresponden a los suelos sialíticos de H. del Villar, designación también muy generalizada. En los países tropicales de lluvias muy copiosas, la pedogénesis produce también, sobre rocas ácidas, horizontes más o menos pálidos por efecto del lavado, y se llama a estos suelos podsol tropical (Marbut, etc.). Pero, por los demás caracteres, especialmente la naturaleza de los productos lixiviados y acumulados, y la del humus, que puede ser muy fugaz en lugar de acumularse en masa creciente, el tipo de estos suelos pude resultar muy diferente. Ver alítico (HV.).