Se aplica a la hormona sexual masculina segregada por las células intersticiales del testículo, que contribuye al desarrollo y formación de los caracteres sexuales secundarios (la testosterona [C19H28O2]). La testosterona es la hormona masculina (o andrógeno) que se produce en las células de Leydig en los testículos, por influencia de la hormona luteinizante segregada por la hipófisis anterior: las células de Leydig producen también, en cantidades muy inferiores, otros dos andrógenos menos potentes.
La testosterona estimula la formación de espermatozoides en los testículos y la aparición de las características sexuales secundarias masculinas después de la pubertad: crecimiento de barba y vello púbico, desarrollo del pene y evolución de la voz hacia un tono más grave. Es un esteroide anabólico que acelera la síntesis de proteínas y frena su descomposición, lo cual induce a su vez la aceleración del crecimiento. También favorece el desarrollo muscular y conforma la constitución corporal característica del varón adulto. Si antes de la pubertad la secreción de testosterona es escasa o nula, las características sexuales secundarias no llegan a desarrollarse. Además, los huesos largos crecen de manera anormal y el paciente adquiere una constitución peculiar, alta pero afeminada. Si la insuficiencia testicular se produce después de la pubertad, las consecuencias son menos manifiestas, aunque poco a poco puede producirse desaparición de la barba, debilitamiento muscular, aumento de la acumulación de grasa y cambio de la voz; todo ello suele ir acompañado de infertilidad y, en muchos casos, de disminución de la potencia sexual y la libido: la hormona resulta útil para tratar ciertos tipos de cáncer de mama en la mujer.