Se aplica a una persona que sufre un número de accidentes superior a lo habitual. Un accidente se define en ocasiones como «una lesión sin causa aparente». Cada año, miles de deportistas se lesionan con suficiente gravedad como para requerir atención médica. Aunque los deportistas son sometidos a tensiones mecánicas superiores a las de las personas sedentarias, muchos de estos así llamados accidentes pueden prevenirse y se deben a la baja condición física, a un calentamiento insuficiente, a la falta de técnica o destreza. Los muy jóvenes o muy mayores son especialmente propensos a sufrir accidentes. Los muy jóvenes, porque sus huesos son inmaduros, y los ancianos porque sus huesos son con frecuencia frágiles (ver osteoporosis). Los deportes en los que se experimentan grandes fuerzas de impacto (por ejemplo, las carreras de fondo) suponen un riesgo especial para estos grupos de población.