Dícese de la prueba sencilla y segura de la función pulmonar después del ejercicio. La prueba consiste en medir la función pulmonar antes y trascurridos 5-8 minutos de un ejercicio vigoroso sobre un tapiz rondante al 90% de la frecuencia cardíaca máxima predicha. La prueba informal se suele realizar al aire libre cuando el sujeto corre al máximo, o a un ritmo que suele precipitar una crisis asmática, durante unos 3 a 4 minutos. Se hace medición del pico espiratorio de flujo o volumen espiratorio máximo durante 1 minuto (PEF1 o FEV1) con intervalos de 5, 10 y 15 minutos después del ejercicio. Un descenso significativo de los valores en cualquier momento es anormal, y un descenso de 15% o más manifiesta un diagnóstico de asma inducida por el ejercicio. Como todo asmático desarrolla broncospasmo después del ejercicio, la prueba puede ser también valiosa cuando no hay duda sobre el diagnóstico de un asma leve.