La prueba que se utiliza para detectar la presencia del bacilo tuberculoso. Se realiza aplicando a la piel un dispositivo con múltiples puntas afiladas. La puntas penetran en la piel e inyectan la tuberculina, una proteína purificada derivada del bacilo tuberculoso. Un área elevada endurecida en el sitio de la prueba 48-72 horas más tarde indica la presencia de los patógenos en la sangre. Debido a las variaciones en la sensibilidad e intensidad de las unidades de tuberculina administradas, un resultado negativo no excluye necesariamente el diagnóstico de tuberculosis.