La prueba de la sensibilidad de una persona para detectar una sensación olorosa cutánea y diferenciarla de los estímulos táctiles. Se realiza con un alfiler o con una aguja que se aplica suavemente sobre una zona de la piel sin que lo advierta el sujeto; la aplicación del alfiler se alterna con la presión de un objeto romo contra la piel.
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