Se aplica a las secreciones que son capaces de atravesar la membrana celular, por se fluidas o por estar disueltas, se acumulan a menudo en espacios intercelulares que reciben el nombre de recipientes secretorios. En realidad, la célula misma es también un recipiente secretorio de sus propias secreciones, una célula secretoria. Este nombre, sin embargo, se reserva a aquellas en que la secreción se almacena de manera especial; cuando en todas las células de u tejido existen pequeñas cantidades de secreciones; cuando se trata de una secreción difusa, no puede llamarse a dichos elementos células secretorias. Los recipientes secretorios intercelulares son de dos clases: bolas secretorias y canales secretorios (esto en cuanto a su forma). Por su génesis se dividen en recipientes secretorios esquizógenas y recipientes secretorios lisígenas.