El área natural situada en Bolivia que abarca 1.400.000 ha de superficie, destinadas a la protección de amplias extensiones de selvas vírgenes y expresiones significativas de fauna salvaje, tales como osos hormigueros gigantes, pecaríes, tapires y más de 300 especies de aves.
Por su condición de reserva de vida salvaje, el área delimitada prevé grados de intervención humana en la mayor parte de la misma, compatibles con la conservación de la estructura básica del ecosistema natural. También favorece el fomento de ciertas especies raras o particularmente amenazadas, según el caso, y procesos de reposición natural de las especies utilizadas. Los usos de los recursos resguardados se refieren, en general, a las prácticas de la ganadería extensiva, la silvicultura, la cría de fauna silvestre, la caza y la pesca deportiva, así como cultivos agrícolas localizados. La finalidad última es proteger las expresiones de vida salvaje en zonas naturales, tanto con población autóctona como deshabitadas, que conviene mantener como tales, hasta que se conozcan técnicas más apropiadas para su explotación sostenible o se haya resuelto su destino más adecuado.
La característica principal del paisaje en la reserva es la presencia de planicies que poseen un amplio dispositivo de flora y fauna silvestres de gran riqueza. Estas amplias llanuras selváticas y herbáceas reciben distintos nombres tomados de los pueblos indígenas que las ocuparon, tales como Llanos de Chiquitos o Llanos de Moxos. Predomina el clima tropical húmedo, con temperaturas medias anuales que oscilan entre los 22 °C y los 28 °C, aunque hay episodios de ingreso de los vientos fríos del sur que provocan bruscos descensos de la temperatura. Los caracteres naturales han hecho de esta área una zona de escaso poblamiento, que aún ofrece atractivas oportunidades para la observación y la conservación de la vida silvestre.