El parque nacional del Paraguay localizado en las proximidades de la frontera con Brasil, en un área que configura actualmente el escenario de un proceso de desarrollo en gran parte impulsado por los colonos brasileños, que están cruzando la frontera y procediendo a deforestar la zona para plantar café y algodón. Ello determina no sólo la presión sobre los campesinos paraguayos y los recursos naturales existentes, sino también sobre el reducido número de indios achés que quedan.
El parque protege un ambiente representativo de las serranías orientales, entre los cursos semiparalelos de los ríos Tebicuary y Paraná, en las proximidades de la ciudad de Encarnación, fronteriza con Argentina. Esta región del Oriente paraguayo integra los confines occidentales del denominado escudo Brasileño, en la cuenca sedimentaria del Alto Paraná; allí, de las sucesivas coladas basálticas mesozoicas, de disposición mesetiforme y ligero escalonamiento hacia el sureste, emergen las serranías de Caaguazú. Sus cordones culminan en el cerro San Rafael (850 m de altitud). Predomina en esta zona el clima subtropical sin estación seca, gracias a los vientos atlánticos, cuyas lluvias determinan la presencia de un bosque subtropical húmedo mixto, integrado por especies, en algunos casos excesivamente explotadas, como guatambú, laurel negro, cancharana, cedro y palo rosa, entre otras. Las selvas de ribera son sucedidas por las selvas correspondientes a los diferentes niveles de altura, y, por encima de los 500 m de altitud, se desarrolla un piso de pinares.
La ruta que une Ciudad del Este con Asunción constituye el eje de colonización de la región; de él parten las picadas abiertas en la selva a impulsos del proceso de ocupación del espacio, que alcanzó un fuerte desarrollo en el primer quinquenio de la década de 1960, basado en la actividad forestal y agrícola, destinada tanto al autoconsumo como a la comercialización (soja, maíz, tabaco, té, tomate, mandioca).