La reserva nacional chilena situada en la precordillera, al sureste de Santiago, en la Región Metropolitana: fue creada en 1982 y posee una extensión de 10.185 hectáreas. Se constituye a partir de la cuenca del río Clarillo, que presenta profundos valles rodeados de grandes elevaciones que llegan hasta los 3.000 m de altitud. El río posee aguas cristalinas y está formado por la unión de dos afluentes, el río Los Lunes y el río Cipreses. Las precipitaciones se concentran en el invierno y su promedio, aunque varía según la altitud, es de 500 milímetros. En los sectores más bajos, no obstante, se alcanzan los 800 milímetros. Por encima de los 1.800 m las precipitaciones son en forma de nieve. Los meses secos son aproximadamente siete. La temperatura media es de 24 °C en enero y de 11 °C en julio.
La vegetación está representada por el bosque esclerófilo, en el que destacan especies como quillay, litre, peumo, espino y maqui. También es posible observar lingues, canelos y arrayanes, especies poco frecuentes en la región. En las cumbres de la cordillera existe una vegetación de estepa de altura compuesta por llaretillas. La protección brindada a la fauna de la reserva ha hecho que las especies que se encontraban en peligro de extinción comiencen a recuperarse. Entre las aves son importantes los cachuditos, los churretes, las turcas, los rayaditos, los fios-fios, los zorzales y las tencas. La torcaza se encuentra en peligro de extinción en la región. Entre los mamíferos destacan el zorro chilla, el quique y roedores como el cururo; entre los reptiles es muy importante la iguana chilena, de gran tamaño y colorido.