El término indica un riesgo de sufrir un trastorno que se produce después del fallecimiento de una persona allegada en la que la experiencia de la angustia que acompaña a la pérdida no logra cumplir las expectativas normales y se manifiesta como una alteración funcional: diagnóstico de enfermería aceptado por la Sixteenth National Conference on the Classification of Nursing Diagnoses (revisada en 2007).