La inflamación del tendón que conecta la rótula con la tibia (tendinitis rotuliana). Esta lesión se asocia con toda actividad deportiva que comprenda saltos repetidos (como el baloncesto, el voleibol y el triple salto) o actividades que imponen cargas pesadas a las rodillas (por ejemplo, cuando un halterófilo realiza sentadillas). Es muy corriente entre saltadores de altura porque tiene que realizar excesivas extensiones de rodilla durante el despegue. La rodilla del saltador se caracteriza por la presencia de dolor justo debajo de la rótula. Inicialmente, el dolor sólo se experimenta durante el ejercicio, pero si no se trata los síntomas, puede empeorar progresivamente y ser más prolongado. Los deportistas con tendinitis rotuliana que siguen realizando actividades explosivas se arriesgan a una rotura completa de la inserción del tendón. Por suerte, esta lesión catastrófica es poco habitual. En los estadios iniciales, el tratamiento con hielo, el descanso relativo y los antiinflamatorios no esteroideos suelen solventar la situación. Se recomienda cirugía para los casos crónicos graves y para las roturas de tendón. Los tendones cuentan con un escaso riego sanguíneo, por lo que la recuperación puede costar mucho tiempo, de dos semanas a varios meses dependiendo de la gravedad de la lesión. Los programas de ejercicios progresivos para fortalecer el tendón rotuliano son parte esencial de la rehabilitación (ver también rehabilitación agresiva).