El área montañosa de Uruguay que enmarca por el oeste a la ciudad de Maldonado, con una orientación general sur-suroeste al nor-noroeste. Sus rocas constitutivas principales son la riolita, la traquita, la cuarcita y el granito joven. Las alineaciones de cerros dispuestos en hilera y unidos entre sí por sus zonas bajas destacan sus formas agrestes dentro de la llanura del paisaje, gracias a la resistencia de sus rocas a los procesos erosivos.
La vegetación de la sierra está compuesta de árboles y arbustos en sus partes más bajas, allí donde se acumulan los sedimentos, en tanto que las partes altas de los cerros aparecen desprovistos de vegetación. Pero la formación vegetal dominante son las sabanas, que representan un hábitat natural intensamente transformado por el desarrollo de la agricultura y, en particular, del excesivo pastoreo del ganado, vacuno y ovino.
La característica particular de cada sierra depende, en gran parte, del tipo de rocas que la constituyen. Así, en la porción norte de la sierra de las Ánimas, donde el granito es el principal componente rocoso, los cerros son típicamente redondeados; en cambio, hacia el sur lo son menos, pues allí la misma sierra está principalmente constituida por traquitas. Los procesos erosivos dividen a las alineaciones serranas en bloques diferenciados, cavando entre ellos abras y quebradas.
El relieve ondulado típico del territorio uruguayo se ha ido formando sobre el zócalo de rocas antiguas del escudo Brasileño, intensamente denudado a partir de la acumulación de estratos arcillosos y arenosos. Las geoformas más representativas son las llamadas ‘cuchillas’, verdaderas colinas bajas de suaves pendientes. A ellas se suman otras expresiones del relieve, tales como los ‘mares de piedra’, los cerros y las sierras, carentes en general de continuidad y que surgen en distintas zonas de las penillanuras. Las serranías situados en el este del país ocupan una buena parte de los departamentos de Maldonado y de Lavalleja. Allí es donde se alza la sierra de las Ánimas.