Es un trastorno con heridas semejantes a latigazos que abarca desde los cardenales en los brazos y en el tronco, hasta hemorragias retinianas, coma o convulsiones, como el que se observa en lactantes y niños que han sido golpeados violentamente. Esta forma de malos tratos a menores muchas veces acaba en una hemorragia intracraneal debida a la rotura de los vasos sanguíneos cerebrales.