Se aplica a la nastia provocada por la acción mecánica de un golpe, una sacudida, cualquier conmoción de la planta o del órgano afectado, a veces insignificante. En su esencia, este fenómeno se debe a oscilaciones de la turgencia. El ejemplo más conocido es el de la mimosa o sensitiva, así llamada precisamente por su gran sensibilidad a esas acciones mecánicas.