A partir de la década de 1960, la sociología se popularizó de forma considerable en Europa y Estados Unidos; además de la diversificación de teorías, surgieron nuevas subáreas, como la sociología del género o de los estereotipos sexuales, impulsada especialmente por los movimientos feministas y que engloba el análisis de roles y desigualdades sociales según el sexo, el estudio de las emociones, el envejecimiento, etc. Se revitalizaron subáreas más antiguas como la sociología histórica y comparada, la sociología aplicada y la sociología política. Los sociólogos aplican sus conocimientos en su trabajo como asistentes, planificadores, educadores, investigadores y gestores en la administración local y nacional, en organizaciones no lucrativas y en empresas privadas, especialmente en las áreas de marketing, publicidad, seguros, recursos humanos y análisis organizativo.
Los sociólogos interesados en el estudio de los fenómenos sociales han intensificado el uso tanto de los métodos de investigación tradicionales asociados con otras disciplinas (análisis de material histórico, por ejemplo), como de las más sofisticadas técnicas matemáticas y estadísticas. El desarrollo de los ordenadores y de otros dispositivos para manejar y almacenar información, ha facilitado hoy día el procesamiento de los datos sociológicos.
Debido a la gran diversidad de métodos de investigación y de enfoques teóricos, los sociólogos que trabajan en una determinada subárea tienen más en común con los profesionales de una disciplina complementaria que con los sociólogos especializados en otras subáreas. Un sociólogo del arte, por ejemplo, se encuentra mucho más cercano en intereses y métodos a un historiador o a un crítico de arte, que a un sociólogo que diseña modelos matemáticos de movilidad ocupacional; actualmente no existen escuelas especializadas en las distintas teorías, métodos o materias de la sociología.