Es un solvente potencialmente tóxico con un olor dulce, análogo al del cloroformo. Se emplea para disolver grasas, ceras, aceites y resinas y en la fabricación de pinturas, barnices y eliminadores de herrumbre. Los síntomas de la sobreexposición son náuseas, vómitos, dolor abdominal, temblor de los dedos, trastornos cutáneos y daño hepático.