El proceso inflamatorio agudo del tiroides, se caracteriza por tumefacción y dolor a la palpación de la glándula, fiebre baja, disfagia, fatiga y dolor intenso en el cuello, oídos y mandíbula (Fritz de Quervain, cirujano suizo, 1868-1940). Se suele producir después de una infección vírica del tracto respiratorio alto y tiene tendencia a remitir espontáneamente y a recurrir varias veces. El tratamiento puede incluir medicación con antiinflamatorios, como ácido acetilsalicílico o AINE, cuando la afección se mantiene más de unos pocos días; en el caso prolongado o grave se prescribe corticoides.