La hormona, segregada por la glándula tiroides, que regula los procesos metabólicos. La tiroxina es una hormona que contiene yodo y que secreta el tiroides junto con triyodotironina. Estas dos hormonas tiroideas comparten funciones parecidas. Aumentan el índice metabólico de la mayoría de las células del cuerpo y pueden aumentar hasta en un 60 por ciento el índice metabólico basal. Aumentan el tamaño y número de mitocondrias de la mayoría de las células. También mejoran la glucólisis, la *gluconeogénesis y la *movilización de la grasa. Son reguladores importantes del crecimiento del tejido y del desarrollo corporal, sobre todo del tejido nervioso y esquelético. Su deficiencia enlentece las reacciones musculares y provoca calambres y mialgias; la secreción excesiva produce atrofia y debilidad musculares, y, en los adultos, desmineralización de los huesos. El ejercicio aumenta la secreción de estas hormonas tiroideas. Los deportistas entrenados tienen concentraciones más altas de hormonas tiroideas en reposo, y un recambio metabólico superior durante el ejercicio, que las personas desentrenadas.