La expulsión brusca y sonora de aire procedente de los pulmones que elimina el esputo del tracto respiratorio de forma eficaz, facilitando la limpieza de las vías aéreas, permitiendo la llegada del oxígeno a los alveolos. La respiración profunda, con la contracción del diafragma y de los músculos intercostales y la espiración forzada favorecen la tos productiva en el paciente con infección respiratoria.