El tratamiento para la hepatopatías terminales, donde la técnica consiste en la extracción de un hígado de un individuo sano, con muerte cerebral, y su trasplante a un individuo enfermo compatible en cuanto a tamaño y grupo sanguíneo. Se puede llevar a cabo una sustitución parcial o total, y la cirugía requiere cinco anastomosis y numerosas unidades de sangre. En edades pediátricas, debido a las dimensiones reducidas del hígado infantil, se suelen usar segmentos de hígados de adultos. Las complicaciones postoperatorias comunes incluyen rechazo agudo del injerto, infección, complicaciones hepáticas (como son la fuga de bilis, formación de abscesos, trombosis hepática) insuficiencia renal aguda vesículas enfisematosas gigantes e infecciones por hongos.