La neoplasia de la médula espinal de las cuales más del 50% son extramedulares, alrededor del 25% intramedulares y el resto extradurales. Los síntomas dependen de la localización y la velocidad de crecimiento del tumor. Suelen desarrollarse de forma lenta, pudiendo progresar desde parestesia unilateral y molestias sordas a dolor lancinante, debilidad en una o ambas piernas, reflejos tendinosos profundos anormales y, en casos avanzados, monoplejía, hemiplejía o paraplejía. En ocasiones se altera la función del sistema nervioso autónomo, dando lugar a zonas de piel seca, fría y color rosa azulado, o a sudoración profunda de las extremidades inferiores.