En la filosofía medieval, las ideas generales, los conceptos, que Aristóteles había clasificado en cinco grupos: el género, la especie, la diferencia, lo propio y el accidente. La duda sobre la realidad de los universales planteó lo que se llamó el problema de los universales. La cuestión es doble: por un lado el de su génesis y, por otro, el de su realidad o idealidad. En cuanto a lo primero, los universales han sido interpretados como ideas eternas o como efecto de la actuación del entendimiento a partir de la experiencia sensible. En cuanto al segundo aspecto, caben también diversas interpretaciones: desde una comprensión realista de los universales (realismo) hasta otra puramente nominalista (nominalismo), pasando por la del realismo crítico o moderado, que atribuye al universal una realidad en cuanto lo real concreto mismo ofrece un fundamento para tales conceptos.