El vértigo es una sensación subjetiva de giro de objetos y rotación e inestabilidad del cuerpo, a menudo acompañada de náuseas, vómitos, dolor de cabeza y sudoración.
El vértigo puede ser consecuencia de enfermedades de la corteza cerebral, de la musculatura ocular o del cerebelo, pero lo más frecuente es que la causa resida en una inflamación, infección u otra alteración de los canales semicirculares del oído interno, como la laberintitis (inflamación del laberinto), que produce además otros síntomas como la sordera, los pitidos de oídos (vértigo aural), y el nistagmo (movimientos oculares rápidos). En general se trata de procesos transitorios, que se resuelven en pocas semanas, y que producen un vértigo intenso e intermitente. También la patología de la columna cervical, especialmente la artrosis y los procesos degenerativos, es responsable de sensaciones vertiginosas debido a la existencia de unos receptores del sentido del equilibrio localizados en el cuello. La enfermedad de Ménière es una enfermedad que afecta sobre todo a varones adultos en la que hay episodios intensos de vértigo asociados a pérdida de audición y acúfenos (ruidos o pitidos de oídos).