Es un proceso complejo de conexión de la madre con su hijo recién nacido. En los primeros minutos y horas siguientes al parto ocurre un período delicado durante el que le bebé y la madre intiman entre sí a través de comportamientos y estímulos, que son complementarios unos de los otros y provocan mayor interacción. La madre toca al niño y los sostiene frente a ella para establecer contacto visual; el lactante devuelve la mirada. La madre y el niño se mueven en respuesta a la voz y los sonidos del otro, un proceso conocido como sincronización. Desde el punto de vista físico, la madre proporciona su calor corporal para templar y confortar al niño. Por consiguiente, el contacto íntimo en el período neonatal satisface las necesidades físicas y emocionales de la madre y el bebé.