Es una cultura precolombina situada en los valles de Ancón, Rímac y Chancay, en la costa central de Perú, a unos 60 km al noroeste de la actual ciudad de Lima, que floreció aproximadamente durante el siglo XIV. La mayor parte de la información que poseemos procede del registro arqueológico y, sobre todo, del contexto funerario. Se caracteriza por una cerámica tosca, de paredes delgadas, recubierta de pintura blanca sobre la que destacan dibujos geométricos en negro o sepia. Las formas son muy simples: vasos globulares en forma de cantimplora y figuras antropomorfas y zoomorfas estilizadas, entre las que merece la pena destacar las chinas (vasijas globulares cuyo gollete se transforma en una cara con las facciones pintadas) y los cuchimilcos (figuritas femeninas de cortos brazos, peinado rectangular y ojos achinados). La rudeza de la cerámica contrasta con la excepcional calidad de sus tejidos. Hay gasas soberbias, finas y transparentes, decoradas con delicados motivos, y tejidos bicolores realizados con telar mecánico.