La hipertensión secundaria a aterosclerosis aórtica o de la arteria renal o a enfermedad renal, entre las que se incluyen la glomerulonefritis crónica, la pielonefritis crónica, el carcinoma renal y los cálculos renales. Es probable que la hipertensión renal no tratada derive a lesión renal y enfermedad cardiovascular.