La infección de una o más estructuras del tracto urinario (ITU; urinary tract infection [UTI]. La mayoría de estas infecciones están causadas por bacterias gramnegativas, sobre todo Escherichia coli o especies de Klebsiella, Proteus, Pseudomonas o Enterobacter, aunque otras cepas, como Staphylococcus o Serratia son cada vez más importantes. La infección del tracto urinario por lo general se caracteriza por polaquiuria, quemazón, dolor en al micción y, si la infección es grave, sangre y pus visible en la orina. La infecciones renales se suelen asocia a fiebre y lumbalgia. El diagnóstico de la causa y la localización de la infección se establecen mediante el estudio microscópico y el cultivo bacteriológico de una muestra de orina, exploración física del paciente y, en casos necesarios, diversos estudios radiológicos, como la pielografía retrógrada o la cistoscopia. El tratamiento incluye antibacterianos, analgésicos y antisépticos urinarios, además de aumentar el consumo de agua hasta 3 l diarios salvo que existan contraindicaciones. Educar al paciente sobre la necesidad de aumentar la ingesta de líquidos, de orinar con frecuencia y una buena higiene perineal también resulta útil.