El violín se desarrolló durante la primera mitad del siglo XVI a partir de la viola da braccio. Hubo antecedentes de este tipo de instrumento en Asia y en China, pero está clara su relación con el instrumento europeo. Durante una parte del siglo XVII, los compositores escribieron tanto para viola como para violín, si bien músicos como Giovanni Battista Vitali y Giuseppe Torelli comenzaron a explotar la brillantez y las posibilidades técnicas del nuevo instrumento. A comienzos del siguiente siglo continuaron esta tendencia Vivaldi, Tartini y Pietro Antonio Locatelli. Sus conciertos para violín muestran los mayores avances del instrumento y su capacidad para el virtuosismo y la expresión lírica. Los mejores violines, violas y violonchelos fueron construidos en esta época por los maestros Stradivarius, Amati y Giuseppe Antonio Guarneri, todos ellos establecidos en la ciudad italiana de Cremona. Gracias a sus arcos más rectos, cuerdas más tensas y posiciones para tocar más angulosas, los instrumentos de la familia del violín pudieron ofrecer un volumen mayor que el de las violas, cuestión ésta importante ante el aumento de tamaño de las salas de concierto. La aparición de la ópera, así como el interés barroco por la expresividad y la brillantez, junto con la aparición de obras con instrumentos solistas, condujeron a la supremacía de los violines.
En la orquesta moderna hay cuatro instrumentos dentro de la sección de la cuerda: el violín (dividido, a su vez, en dos secciones), la viola, más grande que el violín y de sonido más grave y velado, el violonchelo y el contrabajo, estos últimos se apoyan en el suelo en lugar de sobre el cuello del intérprete. Todos ellos tienen aberturas de resonancia con forma de ‘f’, clavijas para tensar las cuerdas y escotadura central. Sus cuatro cuerdas (el contrabajo puede tener cinco) son de tripa entorchada en un alambre de acero. Se afinan por quintas en violín, viola y chelo, mientras que el contrabajo lo hace en cuartas. Además de ser el corazón de la orquesta, la familia del violín se utiliza en la música de cámara, bien como una orquesta de cuerdas o en agrupaciones de menor tamaño.