Flora Iberica: Árboles o arbustos, espinosos –a veces inermes, los cultivados–. Hojas simples, pecioladas, caducas; limbo de margen entero o ± serrulado; pecíolo mucho más corto que el limbo; estípulas caducas. Flores hermafroditas, solitarias, grandes, sobre ramillas laterales, hojosas (braquiblastos). Receptáculo campanulado, muy acrescente, con disco nectarífero. Sépalos 5, irregulares, persistentes y muy acrescentes. Pétalos 5, unguiculados, patentes, blancos. Estambres 20-40; anteras rojizas. Carpelos (4)5, encerrados en el receptáculo, totalmente soldados entre sí y con el receptáculo; rudimentos seminales 2 por carpelo, superpuestos –de los que uno no se desarrolla–; estilos (4)5, libres o soldados en la mitad o en el tercio inferior. Pomo globoso-turbinado, de ápice fuertemente umbilicado, abierto y coronado por el cáliz persistente, no umbilicado en la base, pardusco o rojizo; epidermis pluristrata; carne homogénea, con células taníferas y con esclereidas –que forman pequeños grupos– o sin ellas; corazón con (4)5 pirenos, monospermos, muy duros, separados por la referida carne. Semillas lisas, de sección transversal elíptica u ovada; testa muy fina.