Las montañas influyen en la vida de muchas maneras. Además de por sus recursos minerales, forestales, agrícolas y de ocio, ejercen una sensible influencia sobre el clima y determinan el curso de procesos históricos y económicos.

El clima y vegetación; las altas montañas, como sierra Nevada en Estados Unidos, los Andes en Sudamérica, los Alpes en Europa y el Himalaya en Asia, afectan al clima de amplias áreas de la Tierra, al constituir barreras que frenan la circulación general de las masas de aire. Además, la alta montaña presenta características climáticas que no aparecen en las tierras bajas que la rodean; el clima de alta montaña es azonal, es decir, no está determinado por las zonas latitudinales sino que la altitud es el factor determinante y por ello se localiza en cualquier lugar del globo. En estas montañas las nieves son perpetuas y hay amplios valles cubiertos por glaciares.
Como al aumentar la altitud disminuyen las temperaturas y se incrementan las precipitaciones, la vegetación también varía y se presenta escalonada, como los cultivos, en pisos de vegetación. La altitud influye de modo diferente en las montañas intertropicales y en las templadas: el descenso de la temperatura en la zona intertropical significa una mejora en las condiciones ambientales, al contrario que en la zona templada. Asimismo, la latitud influye en las especies vegetales predominantes, que también cambian en función de la exposición de las vertientes de las montañas a los rayos solares (insolación en vertientes de solana o umbría) y a los vientos dominantes (ladera de barlovento o sotavento).
Las montañas elevadas provocan un efecto orográfico sobre las masas de aire. La humedad que llevan los vientos del océano Pacífico, por ejemplo, se pierde en forma de lluvia y nieve en la vertiente expuesta al viento de sierra Nevada y los Andes (lluvias orográficas); la vertiente interior, protegida del viento, es más seca (sombra pluviométrica) y el territorio que se extiende a este lado es, por tanto, más árido, como un desierto orográfico. En Europa este efecto se conoce bien, es el foehn de los Alpes.

La geopolítica; también cabe destacar la importancia geopolítica de las montañas a lo largo de la historia de la humanidad. Las barreras montañosas, con sus pasos relativamente estrechos y adecuados para su defensa, han convertido a diversas cadenas montañosas del mundo en fronteras políticas naturales, cuya importancia estratégica solo superan los océanos y los mares. Aunque en algunas épocas la montaña ha servido de refugio para las poblaciones perseguidas, hoy se caracteriza por su despoblación, mayor en los países más industrializados de la zona templada.
Por lo general, la alta montaña es poco favorable a la ocupación humana debido al clima riguroso, las grandes pendientes y las costosas y difíciles comunicaciones con otras zonas. No obstante, ofrece buenos prados para el ganado, gran riqueza forestal y minera y abundantes recursos hídricos (construcción de presas para generar electricidad y de canales para el regadío, que llevan el excedente de agua desde estas zonas a las más áridas y llanas).