Se aplica a la música de América Central y América del Sur, de las islas en las que se habla español y de México; en general, su música deriva de tradiciones españolas, portuguesas e italianas y es también deudora de las influencias africanas y de los indígenas americanos (principalmente la cultura azteca, cultura maya y cultura inca).

– El periodo precolombino; La única evidencia que se conserva de la música precolombina se encuentra en crónicas escritas en el siglo XVI por los conquistadores españoles y portugueses, así como por los misioneros. Estos cronistas fueron, en la mayor parte de los casos, indiferentes a la música e incluso se opusieron a las manifestaciones artísticas autóctonas por considerarlas una manifestación pagana. Las pocas referencias conservadas describen danzas rituales después de la siembra y recolección de las cosechas. Los cronistas mencionan también canciones litúrgicas y ceremoniales, amorosas, bailes y celebraciones guerreras.
Las investigaciones sobre las culturas indígenas nos indican que el desarrollo formal más alto de la música de este periodo se alcanzó entre los aztecas, los incas y los mayas. Su música se basa en la escala pentatónica (de cinco notas). Los instrumentos que utilizaban eran flautas, ocarinas, sikus, silbatos, sonajas, raspadores y tambores; también se utilizaron en algunas ocasiones trompas de caracola.

– El periodo colonial; Durante el periodo colonial las culturas española y portuguesa dominaron la música en América. Las iglesias tenían capillas musicales en las grandes ciudades de Perú, México y Brasil. El libro musical más antiguo que ha llegado hasta nuestros días editado en América es un cantoral impreso en la ciudad de México en 1556. Muchos funcionarios y propietarios de minas o de plantaciones alentaron la interpretación de música de cámara. Algunos misioneros apoyaban la música autóctona. En 1523 se abrió una escuela de música para indígenas en Texcoco, México. El jesuita español José de Anchieta fundó una escuela para los indígenas brasileños en el estado de São Paulo donde se impartía formación musical. Anchieta escribió himnos en las lenguas indígenas. Los instrumentos musicales europeos de los siglos XVI y XVII han perdurado hasta nuestros días en ciertas zonas del continente americano. Entre éstos está el derivado del arpa renacentista española, todavía muy tocada en Perú.
Durante los siglos XVII y XVIII, cuando disminuyó el poder militar y económico de España y Portugal, los elementos de la vida musical que habían llegado de Europa también declinaron. Floreció entonces la música indígena, a la que se añadió en el último periodo colonial una vibrante influencia africana por causa de los esclavos llegados al Caribe y Sudamérica. Cada vez se conoce más la aportación de los compositores del llamado barroco musical latinoamericano, de los músicos vinculados a las reducciones jesuíticas y de los importantes compositores en México, Venezuela, Brasil o Cuba; véase Barroco (música).

– El periodo Nacionalista; Con la consecución de la independencia política, los países latinoamericanos hicieron del desarrollo artístico un objetivo nacional. En la mayor parte de ellos se crearon conservatorios estatales, compañías de ópera y orquestas sinfónicas. Algunos compositores siguieron modelos europeos. La influencia italiana se evidencia en las obras del brasileño Carlos Gomes, compositor de óperas como Il Guarany o Guaraní, escrita en Milán y estrenada en el teatro de La Scala en 1870, y Lo Schiavo o Escravo, estrenada en Río en 1889, y la influencia francesa en la obra vocal y sinfónica del argentino Alberto Williams. Los dos utilizaron temas nacionales en sus obras, así como el impresionista uruguayo Eduardo Fabini y el brasileño Alberto Nepomuceno. Uno de los grandes compositores de este periodo es el brasileño Heitor Villa-Lobos, primer compositor iberoamericano aclamado de forma internacional. Villa-Lobos escribió música nacionalista y obras en el estilo neoclásico internacional de su tiempo. En México, Carlos Chávez empezó componiendo en la estética nacionalista y después evolucionó hacia el atonalismo y otros estilos internacionales. Entre sus contemporáneos se incluyen el compositor nacionalista Silvestre Revueltas y Julián Carrillo que experimenta con microtonos. Asimismo resulta muy notable la producción del cubano Leo Brouwer, destacado compositor y eminente guitarrista.

– El periodo moderno; Muchos compositores iberoamericanos nacidos a comienzos del siglo XX, abandonaron el nacionalismo en favor de técnicas y estilos de la música internacional. Esta reacción fue encabezada por el argentino Alberto Ginastera en óperas como Don Rodrigo y Bomarzo compuestas en Estados Unidos. Los cubanos Julián Orbón y Aurelio de la Vega experimentaron con la música electrónica. Juan Carlos Paz fue el primer compositor argentino que utilizó la escala de veinte sonidos.

– La música popular y música folclórica; La música de los pueblos indígenas del antiguo territorio inca se caracterizaba por el uso de flautas de Pan y por la utilización de la escala pentatónica. El arpa procedente de Europa había sido asimilada en la música folclórica mexicana y peruana, y la marimba africana en la música de la América Central. Los complejos ritmos que siguen modelos de pregunta-respuesta, propios de la música africana, se extendieron en el noreste de Brasil, a lo largo de la costa y en las islas caribeñas. Los romances y villancicos españoles se cantaban en todo este territorio.