La música que se transmite por tradición (música tradicional) y cae en la esfera de folclor (música folclórica), y también la música que se populariza y el pueblo adopta como propia; es un conjunto de géneros musicales y estilos musicales que (a diferencia de la música folclórica), no se identifican con naciones o etnias específicas y (al contrario de la música popular), la música folclórica suele difundirse de forma no comercial, es decir, por tradición oral, por su sencillez y corta duración, no suelen requerir de conocimientos musicales muy elevados, se comercializan a través de vías muy concretas y se difunden gracias a los medios de comunicación; en tanto que la música clásica generalmente la interpretan músicos profesionales y está sometida a otros criterios de mercado.

Los medios de comunicación facilitaron la mezcla de elementos entre los estilos de la música popular, la música folclórico y la música clásica (al tiempo que la música viajaba libremente de una parte del mundo a otra), el jazz (música estadounidense) y las danzas de salón (música africana, en su origen) arrasaron en Europa durante y después de la I Guerra Mundial; la radio y el gramófono introdujeron los estilos europeos y estilos americanos en África; esto dio como resultado, por ejemplo, la música kwela de Sudáfrica y el highlife de Ghana y Nigeria; es decir, estilos musicales de raíces folclóricas se han mezclado con las tendencias dominantes en la música popular dando origen a sonidos mestizos: por ejemplo, como el del grupo español Ketama, de raíces flamencas, o el de la banda Mano Negra, que combina ritmos latinos con el rock, el punk o la música árabe.