Se aplica al ejemplar que, no existiendo materiales proterotípicos, concuerda con la descripción original y se toma como tipo. Furtado (The Gardens´ Bulletin, t. IX, 1937) cita como ejemplo el caso de la Heleocharis glaucescens (Willd.) Schultes. Willdenow decribe el Scirpus glaucescens con tallo comprimido y tres estilos, y lo da como procedente del Jardín Botánico de Berlín. Pero el ejemplar de su herbario que lleva dicho nombre no tiene los caracteres expresados y pertenece a otra especie (H. palustris). No puede considerarse, por tanto, como holótipo. Como ha dicho Jarwell, los caracteres asignados por Willdenow a su Scirpus glaucescens sólo convienen a la Heleocharis acuminata, cuyo holótipo constituye el neótipo de la H. glaucescens.