Es un área natural protegida situada en el noroeste de Portugal, en los límites con la comunidad autónoma de Galicia y a caballo entre los ríos Miño y Homem y las regiones históricas de Minho y Trás-os-Montes. Creado en 1971, tiene una superficie de 70.290 ha repartidas por los distritos de Viana do Castelo, Braga y Vila Real, e incluye las altiplanicies de Castro Laboreiro y Mourela y las sierras graníticas de la Peneda (1.416 m), Soajo (1.373 m), Amarela (1.361 m en Lourinha) y Gerês (1.545 m en Nevosa), todas ellas con cimas pronunciadas y sin vegetación, revestidas con conjuntos de rocas redondeadas o crestas escarpadas. En algunas cumbres y valles se conservan evidencias morfológicas de las glaciaciones cuaternarias. El clima es atlántico templado, muy lluvioso (la precipitación media anual es de 2.500-3.000 mm, distribuida a lo largo del año), y frío en invierno por encima de los 1.000 m de altitud. En el parque hay abundancia de aguas superficiales y de nacientes: cruzan las sierras numerosos cursos de agua afluentes del Lima y Cávado, con valles muy encajados y lechos con cascadas.
A pesar de que la ocupación humana en la comarca se remonta a épocas remotas, las sierras del parque conservan una vegetación natural rica, preservada sobre todo en los valles. Son bosques caducifolios de roble (Quercus robur) hasta los 800 m, o de roble negral (Quercus pyrenaica) y abedul (Betula celtibera) hasta los 1.200 m, unos y otros con sotobosque de alcornoque (en la falda), acebo (Ilex aquifolium) y tejo (Taxus baccata), a los que siguen restos de pinares de pino albar (Pinus sylvestris). Por encima de los 700-800 m se extienden matorrales de brezos, tojos, retamas y enebro (Juniperus communis) y prados naturales con plantas endémicas (lirio de Gerês, Iris boissieri). Bordean los lechos de los ríos galerías de chopos, fresnos, sauces y alisos, a lo que hay agregar acebos y tejos.
Incendios forestales, pastoreo indiscriminado, agricultura y explotación de madera, leña y carbón han devastado los bosques de la mayor parte de estas sierras, donde sobre los suelos arruinados por la erosión se plantaron especies arbóreas exóticas. A pesar de ello, la fauna es rica, destacando la presencia de lobos, zorros, jabalíes, potros salvajes, corzos, nutrias, águilas reales y víboras. El perro denominado castro laboreiro y el buey barroso son razas domésticas autóctonas del parque; donde se mantienen aisladas aldeas agropastoriles tradicionales, no muy alejadas de los complejos turísticos ligados a esta área natural y a los embalses construidos en el mismo.