Es un parque nacional brasileño ubicado en el espacio urbano de Río de Janeiro. Aunque no es el parque más antiguo de Brasil, se le considera la primera zona que fue objeto de un propósito de conservación, ordenado por el gobierno de Juan VI el Clemente, ya a principios del siglo XIX. El principal objetivo era preservar los manantiales de agua que abastecían la ciudad de Río de Janeiro, por entonces capital del Imperio. Durante el reinado de Pedro II, una nueva legislación de conservación y formación de florestas protectoras de manantiales creó la estructura inicial del que es hoy el Parque nacional da Tijuca. En 1961, esta zona se transforma en el primer parque nacional de Brasil situado en un espacio urbano, con un área de 3.200 ha dentro de la ciudad de Río de Janeiro, siendo uno de los puntos turísticos más visitados de la ciudad gracias a su localización en la parte alta de la urbe, lo que le proporciona unas vistas privilegiadas y un agradable microclima.