Principio básico del entrenamiento que alude a la pérdida gradual del efecto beneficioso del entrenamiento cuando se reduce la intensidad, duración o frecuencia del entrenamiento. El efecto generado a corto plazo suele perderse con mayor rapidez que el que se ha conseguido a largo plazo y la pérdida de fuerza tiende a ser más rápida que la de movilidad.