La prueba para determinar la existencia de una infección tuberculosa pasada o presente basándose en una reacción cutánea positiva, utilizando uno de los diferentes métodos que existen. Se introduce en la piel mediante una excoriación, punción o inyección intradérmica un derivado proteico purificado (PPD) del bacilo tuberculoso, llamado tuberculina; si se forma una zona elevada, roja o indurada alrededor del punto de la prueba, se dice que la persona es sensible a la tuberculina y la prueba se lee como positiva.