Es una respuesta sistémica del cuerpo a la administración de sangre incompatible con la del receptor. La causas incluyen incompatibilidad eritrocitaria; sensibilidad alérgica a los leucocitos, a las plaquetas o a los componentes proteicos del plasma de la sangre transfundida, o a los conservantes con potasio o citrato empleados en la sangre del banco. La fiebre en la reacción transfusional más común; la urticaria es una respuesta alérgica relativamente frecuente. Una reacción hemolítica por incompatibilidad eritrocitaria es grave y debe ser diagnosticada y tratada rápidamente. Los síntomas se desarrolla poco tiempo después de comenzar la transfusión, antes de que se hayan administrado 50 ml, e incluyen una cefalea pulsátil, un repentino dolor lumbar profundo severo, dolor precordial, disnea e inquietud. Los signos objetivos incluyen ruborización facial seguida por cianosis y distensión de las venas cervicales, pulso rápido y filiforme, diaforesis y piel fría y húmeda. Cuando se sospeche una reacción hemolítica se debe terminar rápidamente la transfusión y mantener abierta la vía de infusión con una solución normal de líquido intravenoso. El tratamiento inmediato puede incluir manitol IV y solución glucosaza al 5% en agua para mantener un diuresis de más de 100 ml por hora.