Las vertientes afectan a la actividad humana y a la inversa. Los desmontes y las terrazas son las modificaciones más usuales, y si no están cuidadosamente realizadas, se pueden derrumbar. Otras vertientes artificiales, como las escombreras carboníferas, pueden provocar serios problemas si no están bien ubicadas y controladas. Uno de los sucesos más trágicos tuvo lugar en 1966 en Aberfan (sur de Gales), donde una escombrera de carbón, levantada sobre un arroyo, se vino abajo y enterró la escuela local, matando a 144 personas, de las cuales 141 eran niños.
Las vertientes costeras necesitan a menudo protección contra la acción del mar y el deslizamiento, en particular aquellas constituidas por materiales relativamente débiles, como arcillas y esquistos. La actividad agrícola en las laderas, por su parte, provoca a menudo la degradación del suelo y la aceleración de la acción erosiva. La erosión originada por senderos constituye, en la actualidad, un serio problema en ciertas zonas de gran belleza paisajística que atraen a miles de visitantes. En Gran Bretaña esto ocurre en el monte Snowdon (Gales) o en el Distrito de los Lagos (norte de Inglaterra).
El cultivo en vertientes escarpadas es difícil y peligroso. En aquellas zonas donde existe una agricultura intensiva y una elevada presión demográfica, como ocurre en muchas partes del Sureste asiático o en Burundi (África), se construyen una serie compleja de terrazas que permiten su cultivo y la protegen de los problemas de la erosión, generados por lo abrupto de la pendiente, al controlar los movimientos del suelo y de las aguas. En otras partes del mundo, especialmente en el sur de África, donde las tierras cultivables tienen un gran valor debido a la escasez de precipitaciones, irregularmente distribuidas con periodos de sequía, se emplea la técnica de arado a nivel para retener la humedad y reducir la erosión del suelo. No obstante, los países en los que la agricultura intensiva es fundamental (particularmente en regiones de clima húmedo) las vertientes más escarpadas se utilizan para pasto y silvicultura. Muchos países han establecido un límite de inclinación de seguridad para el cultivo. Sin embargo, en los países donde el medio ambiente o la población ejercen una presión sobre las tierras agrícolas, para su cultivo se consideran seguras pendientes más abruptas. Por ejemplo, el ángulo superior de cultivo es de 19º en Israel, 25º en España, 10° en el Reino Unido y 14º en Filipinas. En África, por el contrario, donde la presión de la población es, a menudo, más baja, la superficie es más plana y la erosión potencial es muy elevada, el cultivo se limita en muchas zonas a vertientes de 7º, e incluso menos. El ángulo de la vertiente es un importante criterio para la clasificación de las tierras.