Es un criterio utilizado por los Federal Centers for Disease Control para valorar las tasas de muerte prematura (vme; effective half-life [ehl]). Entre los individuos más jóvenes se basa en el supuesto de que la persona habría podido vivir hasta los 65 años si su vida no hubiera sido interrumpida por alguna lesión o enfermedad determinada. La causa principal de pérdida de vida potencial entre los individuos jóvenes son los accidentes, seguida del cáncer y de las cardiopatías. Para las personas mayores, el sistema se basa en los años de vida potencial perdidos antes de los 85 años, en cuyo caso el cáncer y la patología cardíaca se sitúan en primer y segundo lugar, respectivamente.