Según los escolásticos es la adecuación de la realidad con la inteligencia (Adecuatio rei et intelectus). Por el esfuerzo de la razón puede el ser humano descubrir una serie de verdades inmanentes; sin embargo, aquello que está fuera de su alcance, el designio amoroso de Dios sobre la creación, por ejemplo, sólo si Dios lo revela puede llegar a ser conocido.
A lo largo de la historia, de diferentes formas, a través de distintas culturas y personas, Dios se manifesta a los hombres y les va desvelando su plan de salvación. El punto culminante de la revelación lo protagoniza Jesús de Nazaret, que dice de sí mismo: ‘Yo soy el camino, la verdad y la vida’ (Jn. 14,6) y el gobernador Poncio Pilato responde: ‘Tengo por misión ser testigo de la verdad’ (Jn. 18,37). La Iglesia considera que la revelación oficial o pública quedó concluida con el último libro de la Escritura, el Apocalipsis. La custodia de esa revelación, así como su interpretación, queda reservada a la Iglesia.